El 15 de febrero asumen los representantes elegidos en 2014. Se habla de un Parlamento renovado porque casi dos quintas partes de los legisladores asumirán por primera vez como titulares y porque son un poco más jóvenes (aunque menos formados) que sus antecesores, pero también porque aparecen representados sectores que hacen pensar en un corrimiento a la izquierda: al tiempo que el Frente Amplio mantuvo su cupo, unidad Popular consiguió su primer diputado y el Partido Independiente su primer senador. Del otro lado, sin demasiado alboroto, llega un diputado evangélico, que se opone a la “nueva agenda de derechos”. Y no todo es cambio: como varios sectores encontraron la manera de trampear la norma, las mujeres no tendrán tantas bancas como hacía pensar la “ley de cuotas”.
Texto: Federico de los Santos | Fotos: Javier Calvelo
«Vive en una casita en vez de vivir en el palacio presidencial y dona el 90% de su salario. Legalizó la marihuana y el matrimonio gay”, dice la introducción de un reportaje del diario británico The Guardian. Es evidente quién es el personaje y de dónde es el que lo escribió (o de dónde no): muchos de los perfiles del presidente saliente José Mujica que brotaron en la prensa internacional en los últimos tres años pusieron el ojo en los aspectos pintorescos (la perra de tres patas, el Fusca del millón de dólares), en el pasado de lucha armada y en las leyes de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), matrimonio igualitario y regulación de la marihuana, que algunos agrupan bajo el título “nueva agenda de derechos”, aunque hayan saldado discusiones viejas. Pero sólo una de esas leyes, la de control estatal del cannabis, surgió del Poder Ejecutivo, y las tres se cocinaron con ayuda de organizaciones sociales —Ovejas Negras, Proderechos, Mujer y Salud Uruguay— tras negociaciones intensas entre el oficialismo y la oposición u otras no menos intensas en la interna del Frente Amplio (FA).
“¿Es el presidente más radical del mundo?”, se pregunta el título del perfil de Mujica, que sólo menciona al Palacio Legislativo cuando cuenta que el presidente, cuando era parlamentario, llegaba en su Vespa decrépita. No aparecen referencias a que la ley IVE nunca se podría haber aprobado sin los votos del Partido Independiente (PI), ya que el diputado frenteamplista Víctor Semproni no acompañó el proyecto. Es un detalle menor en un tema lateral al centro del artículo, pero sirve para preguntarse si el más radical del mundo no será un título compartido con el Parlamento.
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La legislatura 2015-2020, la XLVIIIª, será más joven que la anterior: 51 años en promedio, dos menos que la electa en 2009. Según un informe que publicó El País en noviembre, la mitad de los legisladores se renueva y 37% asume por primera vez como titular, aunque algunos ocuparon bancas como suplentes en períodos pasados. “Tradicionalmente, la renovación del Parlamento estaba asociada al crecimiento del FA, que desplazaba a blancos y colorados por nuevos legisladores frenteamplistas. En la elección de 2014, la renovación está mayormente explicada por los cambios procesados al interior de los partidos, especialmente del Partido Nacional [PN]”, dice la politóloga Constanza Moreira, que logró renovar su banca en el Senado.
Aunque el FA mantuvo su mayoría, el cambio de legislatura deja a algunos por el camino. La Corriente Acción y Pensamiento-Libertad (CAP-L), que en los últimos años perdió a figuras como Carlos Gamou, Pablo Álvarez, Nora Castro y Valeria Rubino, quedó afuera del Parlamento. También la Vertiente Artiguista y el Frente Izquierda de Liberación (Fidel), ya que Doreen Ibarra no renovó su banca (aunque ha sido designado director del SODRE).
En filas blancas quedan sin representación parlamentaria Dignidad Nacional, liderada por Sergio Abreu, y Correntada Wilsonista, que perdió a Verónica Alonso en 2013, luego de un alejamiento progresivo que se originó dos años antes cuando el líder del sector, Francisco Gallinal, falsificó la firma de la entonces diputada para quedarse con su lista, la 333.
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El Parlamento está bien considerado en Uruguay: 41% del país confía en la institución (dos puntos más que en la pasada legislatura), frente a un apoyo de 37% al Poder Ejecutivo, 26% a los sindicatos y 56% a los medios de comunicación, según una encuesta sobre la imagen del Poder Legislativo que publicó el Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de la República (Udelar) en agosto de 2014. Los votantes de los “partidos menores” —PI, Unidad Popular (UP), el Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI) y otros— son los que desconfían más: 83% declara “poco o nada”. En el FA la cifra es de 47%.
Según el informe, redactado por el politólogo Daniel Buquet, la tercera parte de los encuestados no sabe qué función cumple el Parlamento y 37% no puede mencionar dos leyes aprobadas durante la legislatura; el resultado en 2007 es de 63%. Las leyes más conocidas de este período fueron, justamente, la de IVE, la de regulación del cannabis y la de matrimonio igualitario, en ese orden (en el período 2005-2010, el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas se había llevado el primer puesto). “Cuando el Parlamento legisla en materias de orden social, más que político o económico, y cuando esa materia se vincula a cuestiones de moral pública más que con cuestiones de índole material, el público muestra mayor interés y, consecuentemente, resulta mejor informado”, observa Buquet. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (o “ley de medios”), aprobada a finales de diciembre de 2014, quedó afuera porque el trabajo es de agosto, pero sus debates en las cámaras fueron, junto con los de las otras tres leyes, las transmisiones online del Parlamento más vistas y compartidas en redes sociales por medio de Vera TV.
“Fue un Parlamento más movido”, resume Jorge Lanzaro, fundador del Instituto de Ciencia Política de la Udelar y especialista en el sistema de gobierno, la izquierda y el sindicalismo uruguayos. “El Parlamento uruguayo es disciplinado, pero no es dócil. Los parlamentarios uruguayos no agachan siempre la cabeza a lo que dicen los ministros. El Poder Ejecutivo tiene una tasa de eficiencia muy grande, en el sentido de que sus iniciativas suelen convertirse en leyes, pero no se convierten tal cual vienen”.
La legislatura 2010-2015 tuvo la productividad más alta del período posterior a las elecciones de 1984, según el Estudio de la actividad legislativa del Parlamento, elaborado por Daniel Chasquetti, también desde el Instituto de Ciencia Política de la FCS. El 72% de las leyes sancionadas partió de propuestas del Poder Ejecutivo y sólo 24% surgió del Legislativo. En esto Chasquetti coincide con Lanzaro: “La información demuestra entonces que el Parlamento no funciona como un simple ‘sello de goma’ que avala los expedientes enviados por el Poder Ejecutivo. […] Sin embargo, la aprobación parlamentaria exige en muchas ocasiones un ‘ajuste’ de los contenidos de las leyes. Ello supone negociaciones y acuerdos entre actores intrapartidarios con puntos de vista diferentes sobre los contenidos y alcances de los proyectos”. La tendencia se confirma en las legislaturas posteriores al año 2000: la primera legislatura después de la restauración democrática redactó tres proyectos de ley por cada uno que presentó el Ejecutivo, y para la que asumió en 2010 la relación es de uno a uno. En otras palabras, los parlamentarios de estos tiempos invierten más tiempo en aprobar las leyes de Presidencia que en escribir las propias.
La relación numérica entre la bancada del PN y la del FA se traduce en leyes: el primero es históricamente el partido más proactivo en la redacción de proyectos, pero en la legislatura 2010-2015 sólo logró que se aprobara la décima parte de sus proyectos. El FA fue más productivo: presentó menos textos (uno por cada 3,5 del PN) pero la mitad fueron aprobados. Para Chasquetti, la gran eficacia legislativa del gobierno de Mujica se explica en parte por las mayorías parlamentarias del FA, tema que el PN volvió central al final de la campaña para el balotaje de noviembre. “El FA podrá tener mayorías, pero Vázquez no” fue una frase que repitió el candidato blanco a vicepresidente Jorge Larrañaga. Para él, el electorado debía votar al PN para ser el presidente del Senado y así contrarrestar a un Parlamento 2015-2020 “tomado por los radicales”.
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La noción de “giro a la izquierda” empezó a sonar entre la ciencia política latinoamericana alrededor de 2004 para definir un escenario en el que coincidían las presidencias de Tabaré Vázquez, Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Ricardo Lagos e Inácio Lula Da Silva, a quienes se sumaron luego Fernando Lugo, Michelle Bachelet, Evo Morales y Rafael Correa, líderes de un conjunto de partidos ubicados del centro hacia la izquierda del espectro político, que para Benjamín Arditi —economista y politólogo paraguayo— comenzaron a dejar de lado “sus resistencias a la economía de mercado y a desechar paulatinamente el lenguaje de la lucha de clases, la liberación nacional, el internacionalismo”. Lanzaro opina que “la moderación dentro del FA fue creciendo en forma sensible, como pasa en el Partido de los Trabajadores de Brasil y en el Partido Socialista chileno”.
En Uruguay el término “giro a la izquierda” cobró un significado local y a escala: primero se aplicó a la llegada de Mujica al gobierno en 2010 y tres años después resucitó asociado a una serie de reclamos de cambio en la política económica por parte del “grupo de los ocho”, integrado por el Movimiento de Participación Popular, Compromiso Frenteamplista, el Partido Comunista del Uruguay, el Fidel, la Liga Federal Frenteamplista, la Vertiente Artiguista, la Lista 5005 y la CAP-L. En el VI Congreso del FA de 2013, en plena preparación del programa de gobierno, esos sectores presentaron un documento titulado “Énfasis programáticos 2015-2020”, que proponía avanzar en la redistribución de la riqueza, profundizar la reforma tributaria para gravar los grandes capitales, desestimular la concentración de la tierra y controlar “el capital puramente especulativo”.
El documento del grupo de los ocho no cayó bien a todos. La presidenta del FA, Mónica Xavier, dijo entonces a El País que “si uno sigue girando termina en la derecha” y que no hay propuestas más a la izquierda que las del partido de gobierno. Raúl Sendic, que todavía no se había anunciado como candidato a vicepresidente, respondió: “Seguir avanzando en la diversificación de la matriz productiva con la incorporación de tecnología, en mejorar la educación y la seguridad y avanzar en el sistema de cuidados […] como dijo Vázquez […] no tiene ninguna calificación, ni es hacia la derecha ni a la izquierda”. Por su lado, Danilo Astori, líder del Frente Liber Seregni (FLS), contrapeso del grupo de los ocho en la interna del FA, ministro de Economía y Finanzas durante 2005-2010 y titular designado para 2015-2020, dijo que el modelo actual dio “buenos resultados para el país en términos de producción, empleo y políticas sociales”.
El rumbo económico fue uno de los temas complicados en la relación entre el FLS y el grupo de sectores más afines a Mujica. Durante su gobierno se habló de la coexistencia de dos equipos: el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) por un lado, alineado con Astori, y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, que depende de Presidencia, a cargo de hombres de confianza del presidente. En octubre de 2014 Tabaré Vázquez dijo en una entrevista en Búsqueda que, en caso de ganar, en su gobierno habría un solo equipo económico, aunque Jorge Larrañaga vaticinó que serían tres: el de Astori, el de Mujica y el de Vázquez.
Las elecciones de 2014 determinaron que el FLS reduce a la mitad su cantidad de senadores, de seis a tres, mientras que en Diputados bajó de 13 a 9. El grupo de los ocho tiene más de la mitad de la bancada del FA (55,8%): pasó de ocho a nueve senadores, más Sendic, que como vicepresidente integra la cámara alta, y de 28 a 34 diputados. Si bien algunos sectores perdieron representación parlamentaria y el Partido Comunista bajó de dos diputados a uno (aunque mantiene una banca en el Senado), las bajas se compensaron gracias a la alianza con la lista 711, una de las más votadas dentro del FA, que encabeza Sendic. ¿Es de esperarse que esas divisiones se trasladen al Parlamento en el período 2015-2020?
“Es un Parlamento en el que crece la representación de los partidos del centro a la centroizquierda en términos generales, en cuanto a la distribución de los partidos”, dice Lanzaro. ¿Qué tanto puede afectar este nuevo estatus a la relación entre Vázquez y su Parlamento? “La posición que tiene Vázquez en este segundo gobierno es distinta a la del primero: entonces era el jefe unitario de todo el FA y era reconocido como tal, e integró en el gabinete a todos los jefes de sectores del FA, por lo que tuvo un liderazgo presidencial potente y un gabinete que le proyectaba un basamento parlamentario importante. Con Mujica, los jefes de sector pasaron a estar más en el Parlamento. Y éste es un gabinete un poco distinto. En ciencia política se habla de congruencia del gabinete con la representación parlamentaria; el que eligió Vázquez para su segundo gobierno no es congruente con la correlación de fuerzas del FA. De hecho, el FLS tiene una representación en los ministerios prácticamente similar a la del MPP. Con este tipo de gabinete, el jefe de gobierno va a tener que extremar sus capacidades de negociación en el interior del Parlamento. Para eso cuentan mucho las figuras de Mujica y Sendic”.
Cuando Constanza Moreira, que Larrañaga también agrupaba en el conjunto de “los radicales”, se lanzó como retadora de Tabaré Vázquez en la interna del FA, se especuló con la posibilidad de que surgiera una bancada “constancista” conformada por los grupos que la apoyaron (el Partido por la Victoria del Pueblo [PVP], Alternativa Frenteamplista, Magnolia, el Partido Socialista de los Trabajadores y el sector debutante Ir). La unión de esos sectores en el sublema Casa Grande obtuvo en octubre votos suficientes para que Luis Puig (PVP) y Macarena Gelman (Ir) conquistaran bancas en Diputados.
Al conformar el elenco de su segundo gobierno, Vázquez no eligió a ministros o subsecretarios de Casa Grande, a pesar de los 77.635 votos que obtuvo. El Partido Comunista logró 69.857, pero su representación en el gabinete incluye a Marina Arismendi como ministra de Desarrollo Social, a Ana Olivera como subsecretaria y a Juan Castillo como director de Trabajo.
Tal vez menos esperada sea la fractura que experimentó el bloque al inicio de la campaña para las elecciones departamentales de mayo de 2015: Moreira y el Ir manifestaron su apoyo a Daniel Martínez, candidato del Partido Socialista, que contaba con el respaldo del FLS. El Partido Socialista de los Trabajadores, por su lado, apoyó a Lucía Topolansky (MPP) y el PVP lanzó su propia candidata, Virginia Cardozo, junto con Izquierda en Marcha y la agrupación Lucrecia Barredes, sectores que se habían adherido a Moreira en las elecciones nacionales. En entrevista con la diaria, Cardozo dijo que al PVP le “sorprendió” que Moreira apoyara a Martínez. Tal vez el sublema haya estado más unido por el espanto antivazquista que por un plan a futuro; Moreira reconoció en varias entrevistas posteriores a octubre que su sector había funcionado como “barrera de contención” para evitar el escape de votos a quienes corren al FA por izquierda, como el Partido de los Trabajadores y Unidad Popular.
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Eduardo Rubio dice que la prensa nunca le prestó tanta atención como en la semana después de la primera vuelta electoral de este año. Ni siquiera en 2008, cuando el sector que dirige, el 26 de Marzo, abandonó la mesa política del FA y se unió a la otra coalición, Asamblea Popular (luego UP). Los motivos de la escisión fueron políticos —la oposición al posible Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos— pero también internos: ese año se creó el Secretariado del FA integrado por todos los sectores con representación en el Senado, medida que dejaba afuera a 26 de Marzo —que tenía una banca en Diputados— y a otros grupos minoritarios.
Después de un crecimiento electoral de 74% respecto de las elecciones de 2009, la coalición obtuvo 24.770 votos —11.587 por la lista 326—, que llevaron a Rubio a volver a Diputados (antes había sido suplente de Raúl Sendic, que abandonó el sector en 2005) y a recibir, según recuenta, unas 20 llamadas por día para entrevistarlo. Es entusiasta cuando habla de sus propuestas, pero dedica gran porción de su discurso a criticar al partido de gobierno: “Se habla del giro a la izquierda, pero nosotros quedamos parados en el mismo lugar donde estuvimos siempre. Ellos se corrieron a la derecha”.
“UP no tiene una vida fácil”, reflexiona Lanzaro. “El FA abarca un espectro muy amplio y queda muy poco espacio para la izquierda radical. Queda un poco de espacio en la centroizquierda, pero eso es un problema para el PI: mantenerse en un desfiladero que no lo pegue a los partidos tradicionales ni al FA. Y UP tiene que competir con varios de los sectores del FA que tienen posiciones más a la izquierda: Constanza Moreira, el PVP, gente del MPP como Sebastián Sabini. No les conviene hacer muchas alianzas”.
En enero UP confirmó en una carta que rechazaba los cargos en los entes y servicios descentralizados que Vázquez ofreció a la oposición, y, durante la segunda vuelta de las elecciones de 2014 había recomendado el voto en blanco o anulado. La teoría de Rubio es que el FA perdió votos por izquierda (para UP, el PERI, en blanco y anulado) pero mantiene la votación de 2009 con los votos que absorbió de los colorados. “El FA ya es una opción conservadora. A un colorado no le rechina votarlo, sobre todo si es un batllista medianamente conservador que no se fuma a Bordaberry. Nosotros podríamos ser el adorno de izquierda de una expresión política antipopular e imperialista. Constanza Moreira dijo que su candidatura sirvió para frenar el escape de votos por izquierda. Es muy triste ser el muro de contención para un proyecto que ya se sabe que no va a ser de izquierda”, opina Rubio.
¿Cómo entra la “agenda de derechos” en esta postura? “No responde únicamente a una visión de izquierda. En Estados Unidos se está aprobando el matrimonio igualitario. Yo no puedo decir que sea definición de un partido de izquierda, porque lo podría votar en contra alguien de izquierda pero medio cuadrado”, fundamenta Rubio en el local de 26 de Marzo, donde se realizaron los plenarios del FA hasta entrada la década de 1990. La ley que regula la distribución estatal de marihuana tampoco sería esencialmente de izquierda: “La apoya Georges Soros. ¿Te parece que podría apoyar una medida de izquierda? Venezuela y Cuba no apoyan estas medidas porque tienen otra concepción del combate a las drogas. No me pueden decir que el narcotráfico lo van a combatir con la marihuana: se combate levantando el secreto bancario. Si se legaliza, Soros elimina al narcotráfico como competencia. El hombre que hizo quebrar Reino Unido y está pidiendo acciones militares contra Rusia”.
Sobre ese tema aparecen puntos de contacto con ideas que Eleuterio Fernández Huidobro expuso el año pasado en Caras y Caretas y que motivaron que Valeria Rubino, integrante de Ovejas Negras, saliera de CAP-L. “El problema no está en si los homosexuales sí o los homosexuales no. El problema está entre los homosexuales ricos y los homosexuales pobres”, decía Huidobro, y Rubio apoya:
—Si son explotados, seguirán siendo explotados. Si no tienen acceso a la educación, no la van a tener. ¿Qué es lo que define un gobierno de izquierda en serio? Obviamente, no ir para atrás en derechos, pero sí cambiar el sistema que permite la injusticia. Condenás a miles de personas a la exclusión social. No se puede combatir la pobreza sin meterse con la riqueza. Prolongar las políticas asistencialistas es hacer que los pobres sigan siendo pobres y que estén tranquilos. La salida de la emergencia social sólo puede ser por medio del trabajo, y para generar trabajo tenés que cambiar la matriz económica de Uruguay. ¿Por qué proponemos una reforma agraria, una tarea inconclusa desde la Revolución Artiguista? Porque sigue siendo la clave para que Uruguay sea independiente. El viejo Sendic largó la lucha armada denunciando los latifundios de Silva y Rosas, que eran de 30.000 hectáreas, y hoy UPM te muestra 150.000 y Montes del Plata 120.000.
Para el diputado electo de UP, el FA adoptó una economía neoliberal bajo la promesa de recaudar para repartir mejor. Rubio afirma que no hay ruptura con el modelo económico de los partidos tradicionales e ilustra parafraseando a Jorge Batlle: “Él decía que hay que llenar la copa para que el derrame les llegue a los que están abajo, pero la copa nunca se derrama, porque el capitalismo y las transnacionales son insaciables. Algunas generan puestos de trabajo, y de ahí que el PIT-CNT haya puesto a los trabajadores —a algunos, porque no pudo con todos— al servicio de las empresas extranjeras”.
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Tres diputados frentistas renunciaron antes de asumir. El primero fue José Enríquez, que figuraba como suplente de Marcos Otheguy en la lista 711 de Canelones, pero que accedió a la banca como titular porque Otheguy ingresó al Senado en lugar de Sendic, que fue electo vicepresidente. El jueves 6 de diciembre el semanario Búsqueda publicó que Enríquez estaba requerido por Interpol a causa de una denuncia en su contra en Brasil por falsificación de obras de arte. En el correr del día Búsqueda corrigió su versión: era la Policía brasileña el organismo que investigaba al diputado electo y no existía ninguna orden de captura. La dirección de la lista, de todas formas, envió a los medios la carta de renuncia que Enríquez, igual que el resto de los legisladores del sector, había firmado en el momento en que se confirmó la bancada, como parte de un “compromiso ético de gestión”. El acusado, que fue chofer de Raúl Sendic padre y ejerció el periodismo cultural, dijo que no había renunciado a su banca, pero al día siguiente la 711 comunicó que le retiraba “la confianza política” a Enríquez.
Fernando Lorenzo había renunciado al MEF a fines de 2013 para “facilitarle el camino a la Justicia” en las investigaciones sobre el caso Pluna, que terminó con su procesamiento sin prisión por abuso de funciones (y de Fernando Calloia, presidente del Banco República, que el Tribunal de Apelaciones Penales revocó más tarde). Lorenzo encabezó la plancha a Diputados de la lista 99738 —de Nuevo Espacio y Alianza Progresista, que integran el FLS— para las elecciones de octubre. En setiembre de 2014 el senador colorado Ope Pasquet e integrantes del PERI —incluido su líder, César Vega— apelaron a la Corte Electoral; Pasquet consideraba que, según la Constitución, la ciudadanía de Lorenzo se consideraba suspendida, por lo que no podía aspirar a ocupar un cargo público. La Corte rechazó las impugnaciones, el FLS apoyó la candidatura del ex ministro y la lista obtuvo 19.755 votos, por lo que accedió a una banca en Diputados, pero el 10 de diciembre Lorenzo difundió en Radio Sarandí su carta de renuncia: “No se puede ser representante nacional bajo la eterna sospecha sobre mi persona y mi accionar. No me siento en absoluto culpable de haber cometido ningún acto en mi condición de ministro que merezca una condena, pero cuando se acepta y se lucha por vivir en una república democrática hay que asumir todas sus reglas, sus enormes ventajas y valores y también sus riesgos”. Figuras del FLS como Alfredo Asti y José Carlos Mahía destacaron la actitud ética de Lorenzo. En su lugar asumirá Jorge Pozzi, sindicalista del sector de la bebida que había sido electo diputado en 2010 por Nuevo Espacio.
También abandonó su banca el diputado Luis Puig, del PVP, que integra el FA, el 29 de diciembre, cuando el Parlamento votaba en ambas cámaras una prórroga de nueve meses para las tropas uruguayas en Haití como parte de la misión de paz de la Organización de Naciones Unidas. Casi nueve años antes el diputado socialista Guillermo Chifflet había renunciado a su banca por el mismo motivo. El FA había ordenado a sus legisladores votar el proyecto, pero Puig argumentó en contra, en consonancia con la postura que asumió el PVP: dijo que la misión violaba la soberanía del país y que “se ha convertido en un negocio” para las multinacionales y para Estados Unidos, y renunció, aunque sólo hasta el 15 de febrero: fue electo diputado de nuevo en octubre por la lista 3311 —que nuclea a PVP, Alternativa Frenteamplista e Izquierda en Marcha—.
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Liderado por Pedro Bordaberry, el PC tuvo la votación más baja de su historia, exceptuando la de 2004, y perdió un senador. En la interna, hubo un crecimiento de Vamos Uruguay (VU), el sector encabezado por Bordaberry, pero los grupos batllistas quedaron con un senador (tenían dos) y un diputado (tenían tres).
La lista 505, Vamos Orientales, apareció en octubre de 2013 dentro de VU. Su principal dirigente era Guzmán Turco Ifrán, de 28 años, contador, impulsor de la campaña por el Sí a la Baja y miembro de las brigadas de “blanqueamiento” de paredes que Bordaberry alentó en 2014. Ifrán era el candidato esperable para figurar primero en la plancha a Diputados por Montevideo de VU, pero Vamos Orientales decidió colocar a una mujer para que, ley de cuotas mediante, quedara en el tercer puesto. La elegida fue Valentina Rapela, de 27 años, que resultó electa para la cámara baja. El apellido suena familiar: es sobrina nieta del general Julio César Rapela, fallecido en 2004, fundador de la logia Tenientes de Artigas en 1965, delegado militar en las negociaciones frustradas del Parque Hotel y ministro del Interior durante el último año de la dictadura. En diálogo con El Observador, Valentina Rapela se definió como “fervientemente batllista y socialdemócrata” y dijo no ser de derecha ni de izquierda.
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«Creemos que Mujica le está mojando la oreja a Dios y que no tiene ese derecho”, decían los volantes que la agrupación Cristianos por Uruguay repartió en noviembre de 2009, el mes del balotaje, como respuesta a algunas críticas de quien resultó electo presidente frente a Luis Alberto Lacalle, su contrincante, que en su cierre de campaña había agradecido a la divina providencia por colocarlo en ese lugar. Los dardos le llovieron a Mujica desde tribunas políticas y religiosas; en la lista de Cristianos por Uruguay, 1177, del PN, coincidían ambas. Con apoyo del pastor evangélico argentino Jorge Márquez, que se radicó en Uruguay a principios de los 90 y fundó la iglesia Misión Vida para las Naciones, la lista obtuvo 5.635 votos que no alcanzaron para llegar a la representación; Álvaro Dastugue —tacuaremboense, también pastor y yerno de Márquez— formaba parte de Cristianos por Uruguay a la vez que figuraba como diputado por Canelones en la lista 2004, y tampoco alcanzaba una banca.
Hoy Dastugue tiene 34 años y recuerda “clarito” los dichos de Mujica, pero no está seguro de haber estado involucrado en la repartida de los volantes. En sintonía con el slogan del presidenciable nacionalista Luis Lacalle Pou —“la positiva”—, evita resucitar rencores de elecciones pasadas y mira al futuro: tras presentar 72 listas en Montevideo y 60 en Canelones, fue elegido suplente de la diputada electa Verónica Alonso por la lista 2014, pero asumiría su banca en la cámara baja, ya que Alonso ganó un lugar en el Senado.
Su fibra blanca, que viene de familia, se condensa en una imagen de su infancia: su madre con lágrimas en los ojos en la despedida al exilio de Wilson Ferreira Aldunate, en 1973. La política volvió a su vida cuando su madre se divorció, se lo llevó a Rivera y se casó con Valentín Leal, edil blanco. La vinculación con el PN llegaría ya en Montevideo, por insistencia de Carlos Iafigliola, militante provida, referente blanco de Malvín Norte y cabeza de la lista 252, Corriente Social Cristiana. En el trabajo para las elecciones departamentales de 2010 conoció a Verónica Alonso, que ese año había asumido como diputada por Montevideo e integraba el sector Unidad Nacional (Una), fundado por Lacalle (padre) y renombrado Todos Hacia Adelante por Lacalle Pou para las internas de este año. En 2013 Alonso dejó Una y cruzó hacia Alianza Nacional, sector liderado por Jorge Larrañaga, y Dastugue la siguió. En las internas del año pasado, 8.000 de los 21.000 votos que obtuvo la alianza entre Alonso y Pablo Iturralde fueron de Dastugue, por lo que ascendió bastante dentro de la lista 2014. En los números, Todos Hacia Adelante, de filiación herrerista, predomina en la interna del PN, pero por pocos votos.
Según testimonios de ex miembros de Misión Vida, que recoge una investigación del sitio web Sudestada, habría un acuerdo entre Márquez y Alonso: él pondría a disposición la infraestructura de su iglesia —que además de 15 templos incluye 63 hogares en 14 departamentos, con 1.300 personas en rehabilitación— a cambio de posiciones privilegiadas en las listas para Dastugue y su otro yerno, Gustavo Silveyra, una versión que el pastor y diputado electo desmiente.
En paralelo, Dastugue se acercó al evangelismo en Rivera. No era adicto —cuenta hoy—, pero consumía “drogas” y llevaba una vida que hoy califica como desprolija. En la iglesia se rehabilitó y empezó a trabajar con jóvenes adictos a la pasta base. Allí conoció a Viviana, la hija de Márquez, y poco después se casó; con ella, su hija de dos años y otras 115 personas vinculadas a la iglesia, convive en una comunidad de trabajo a la que, dice, donará los 295.680 pesos de su futuro salario de legislador.
Su origen religioso causó rispidez dentro del PN: el diputado Jorge Gandini (fue el legislador más votado dentro de AN en 2009, hoy desplazado de ese lugar por Alonso) dijo en El Espectador que “las listas de la Iglesia Dios es Amor o algo así, que lidera el pastor Márquez”, habían sido las “grandes triunfadoras” en las internas de este año. Para Dastugue, el acercamiento a la política es un proceso natural:
—Es la herramienta para buscar el bienestar de la sociedad y creo que ser pastor contiene internamente una vocación de servicio muy fuerte, así que las dos funciones no están alejadas. Creo que mi trabajo social y de estar cerca de la gente me sensibiliza luego para estar dentro del Parlamento y acercar esa frescura del contacto con la gente; creo que lamentablemente a veces los legisladores quedan absorbidos por la tarea.
La alianza Alonso-Dastugue tampoco cayó bien entre algunos sectores de la comunidad evangélica. En 2009, ante la incorporación de Cristianos por Uruguay a las listas blancas, el Consejo de Representatividad Evangélica —que nuclea a más de 700 iglesias de Uruguay— difundió un comunicado que dice: “Más allá de las posturas políticas personales que cualquier evangélico pudiera, y debiera tener, nuestras iglesias como tal no apoyan ni son parte de ningún movimiento o partido político”. La respuesta del pastor Márquez decía: “Mientras discutimos de qué color pintar el barco, el barco se está hundiendo. La actitud pasiva y descomprometida de muchos está garantizando en esta hora aciaga de la República Oriental del Uruguay una ley de aborto, derechos sexuales y reproductivos y otros atropellos legales y nos callamos la boca diciendo que si estas cosas suceden seguramente será la voluntad de Dios […] Viene tiempo en que parte de la iglesia será perseguida y parte se conformará al sistema mundano imperante, humanista y materialista. Los tiempos que se avecinan son oscuros en verdad, pero la iglesia de Jesucristo es luz en las tinieblas”. “Todo cambio trae sus críticas y felicitaciones”, opina Dastugue, que dice haber percibido cierta suspicacia de sus correligionarios.
Entre 2006 y 2014, la bancada evangélica de Brasil aumentó de 36 legisladores a 80, con integrantes de varios partidos. Uno de los líderes más destacados, el empresario y pastor Silas Malafaia, anunció a la agencia Efe que sus legisladores levantarán “un muro” contra proyectos sobre diversidad sexual, aborto y regulación más abierta sobre drogas.
—¿Cambió algo la conversión de Alonso al judaísmo?
—Al contrario. Yo respeto la tradición judía. El que yo creo que es mi dios, Jesús, era judío. Nosotros vemos los valores que ella representa. No nos es difícil acoplarnos y trabajar juntos políticamente.
Dos coincidencias importantes entre los valores evangélicos y el actual partido de Dastugue son “la defensa histórica de la familia” y la mención al derecho a la vida en la Carta Magna del PN:
—Creemos que la vida comienza con la concepción y yo considero que el hombre no tiene derecho a quitarle la vida a un ser humano.
—¿Qué alternativas hay ante casos de embarazo no deseado?
—Uno de los principales caminos es la adopción. Si vos no querés tener ese hijo por determinadas causas personales y familiares, sin lugar a dudas hay muchas familias a las que les gustaría adoptar un niño.
La reivindicación de la familia es fundamental en la religión evangélica, entendida, claro, como un padre y una madre. “Esa relación entre padres e hijos está bastante deteriorada y nosotros en esto tenemos mucha experiencia: acordate que recibimos muchos jóvenes que están heridos, que odian al papá, que vienen de la calle. La mayoría de esos problemas son de origen familiar”, fundamenta. Dice no ser homofóbico —e incluso que alojó a homosexuales con problemas de adicción en los hogares Beraca—, pero no está de acuerdo con que las parejas del mismo sexo adopten: “Creo que a los niños no les hace bien”. Dastugue está en contra de la ley que regula la producción de marihuana por parte del Estado; considera que disminuirá la percepción del riesgo, que es muy fácil que los consumidores de cannabis se pasen a otras drogas y que se va a generar una competencia entre el mercado negro y el estatal.
El modelo de los hogares de rehabilitación parece ser el tipo de asistencia social que defiende Dastugue, que cree que los planes que el Ministerio de Desarrollo Social lleva adelante desde 2005 deberían exigir contrapartidas como la asistencia a cursos de carpintería. “Que salgan adelante por sus propios medios, así pueden soñar con un futuro mejor para ellos individualmente y para sus familias. La permanencia en estos recursos que les hemos dado creo personalmente que no les ha permitido desarrollarse”. El futuro diputado tiene pensado integrar la Comisión de Adicciones y reflotar un proyecto de ley que Alonso presentó durante la legislatura anterior, que crea licencias laborales especiales para los padres con hijos prematuros o con enfermedades graves.
Mujica será el único ex presidente en el Palacio Legislativo: Julio María Sanguinetti se retiró de la vida parlamentaria en 2010, Jorge Batlle fue electo senador en 2004 pero le cedió la banca a su suplente Isaac Alfie y Luis Alberto Lacalle Herrera se ubicó al final de la lista al Senado que tenía por número uno a su hijo, como una despedida simbólica de la actividad legislativa. En setiembre de 2014 Mujica dijo a Radio Montecarlo que el tercer gobierno del FA precisa “mucha capacidad de negociación y un espíritu de bajar la pelota al piso y tratar de lograr amplios consensos, o por lo menos parciales”, y que ése sería su papel en el Senado.
“Pero va a ser un articulador con posiciones propias, al contrario que Danilo Astori o Rodolfo Nin Novoa en las vicepresidencias anteriores, que eran representantes del gobierno en el Parlamento”, entiende Lanzaro, y algunas declaraciones de Mujica en enero de 2015 parecen aprobar la hipótesis. En entrevista con Daniel Castro en El Espectador, el futuro senador recordó el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales, un impuesto a la tierra afín a la reforma agraria que el MPP defiende desde su fundación, que el Parlamento aprobó en 2011 pero que duró poco: en febrero de 2013 y tras reclamos de varios productores rurales, la Suprema Corte de Justicia declaró que los primeros dos artículos violaban el artículo 297 de la Constitución, que prohíbe la existencia de impuestos nacionales que superen el monto de los departamentales. En mayo del mismo año, el Parlamento derogó el impuesto. “Yo no me olvidé de la que me deben. Voy a seguir peleando”, dijo Mujica en 2015.
Mujica “tiene sus posiciones”, dice Lanzaro, “y las va a defender en dos sentidos: que no le ‘toquen’ decisiones políticas que aprecia y que le resultan importantes (no va a aceptar fácilmente que le modifiquen la iniciativa sobre la marihuana, por ejemplo), en términos retrospectivos, y en términos prospectivos, obviamente, puede haber iniciativas que le generen más o menos simpatía”. Con más de la mitad de la bancada frenteamplista de su lado, cifras elevadas de aprobación a su gestión (la encuestadora Equipos Mori le atribuía en noviembre 65%, lo mismo que medía Vázquez a esa altura de su mandato) y una reputación internacional difícil de superar, Mujica se perfila como un senador central para la legislatura que viene, sea radical o conservadora de los logros de su período, siga yendo o no en su Vespa oxidada.
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