Verdes y maduras

† TATIANA MAGARIÑOS

 

Son las cinco de la tarde. El Mercado Agrícola permanece abierto y adentro funcionan unos pocos puestos de frutas y verduras. En el techo unos obreros restauran las históricas vigas de hierro que, pese a la degradación que sufrieron en las últimas décadas, han logrado mantener en pie a este lugar considerado Monumento Histórico Nacional. Por una de las calles laterales, donde hay una entrada, un contenedor de basura empieza a arder. Un joven vecino que pasea a su perro se queja entre dientes, saca una de las llantas encendidas, la tira al suelo e intenta extinguirla. “No se apaga”, exclama mirando a los trabajadores del mercado, que enseguida ofrecen su ayuda, con unas palabras que retumban en esa inmensidad parecida al mercado parisino de Les Halles. El cuidado ya es cosa de todos.

La renovación del Mercado Agrícola —ubicado en el predio delimitado por las calles José L Terra, Dr. Juan José de Amézaga, Ramón del Valle Inclán y Martín García— fue una iniciativa del entonces intendente de Montevideo Ricardo Ehrlich, quien en 2005 decidió recuperarlo y además rescatar el entorno. “Lo que está cambiando es el ambiente”, comenta Rosario Ferraro, quien habita el complejo de viviendas ubicado frente al mercado, reconstruido como parte del proyecto que implica a las 16 manzanas que lo rodean. “Pasamos de ser un barrio comercial a ser zona roja, y ahora lo estamos superando”, afirma. “Hoy te podés sentar acá; antes los patrulleros te correteaban”, cuenta por su parte Teresa Estévez —vecina desde hace 45 años— mientras toma mate en el cordón de la vereda.

Desde su inauguración en 1913, el Mercado Agrícola funcionó como motor económico de un barrio popular conformado por inmigrantes, primero españoles e italianos, y luego judíos. En ese entonces, Montevideo era considerada la tercera ciudad de América del Sur, y en Goes convivían comercios de todo tipo: cafés, bares, modistas, tiendas de ropa, almacenes, papelerías y un cine. “Se trata el Mercado Agrícola de un importante armazón de hierro, como una suerte de Meccano a la inglesa, de 5.867 metros cuadrados. Fue estrenado en Bélgica, formando parte del pabellón nacional en la Exposición Ganadera realizada en Bruselas en 1906 y traído desarmado y vuelto a armar en Montevideo para su utilización definitiva en Goes”, describe Fernando Loustaunau en un artículo del libro Mercado Agrнcola: Montevideo. Goes y sus circunstancias. La obra estuvo a cargo de los arquitectos Antonio Vázquez y Silvio Geranio. “En esa época fue fundamental tener un lugar importante donde se concentraba la fruta y la verdura, y donde había un intercambio de cultura de lo más variado y fuerte, que iba a generar identidad”, cuenta Beatriz Silva, directora del nuevo Mercado Agrícola. Con el paso del tiempo, el barrio y el mercado no escaparon a una degradación que afectó al país en general. Con la dictadura sobrevino el cierre de fábricas y negocios, y con eso una ola de emigración. Se inició un proceso de deterioro, que tuvo su toque final en la crisis de 2002, cuando la población del barrio se redujo considerablemente y empezó a hacerse conocido por sus bandas de delincuentes y centros de venta de sustancias ilegales. El mercado siguió vendiendo, pero la gente dejó de ir.

A fuerza de paciencia y con la participación de los vecinos, Silva logró limpiar la imagen. Pidió ayuda al centro comunal, desde donde enviaron unas 20 personas desocupadas. “Eran amas de casa, obreros de fábricas cerradas. Con ellos hicimos un trabajo maravilloso: empezamos a limpiar, a ordenar, mientras los puesteros seguían vendiendo”, recuerda. El barrio, donde también se encuentran las facultades de Medicina y Química, comenzó a abrazar y a sentirse abrazado por el mercado. Se organizaban visitas escolares con charlas sobre alimentación. Cuando cerraban los puestos, se realizaban obras de teatro, concursos de murga, proyección de películas y milongas, entre otras actividades integradoras.

El nuevo complejo tiene previsto abrir en mayo con un estacionamiento para 60 vehículos. Este sitio, por donde pasará el bus turístico, estará abierto de 10.00 a 22.00, tendrá 107 locales, donde se venderán desde frutas y hortalizas, carnes, pastas y flores, hasta obras de arte. También habrá un cibercafé y un supermercado. “Va a ser un paseo, porque además de llevarte cosas vas a poder ver una obra de teatro, un museo, estar en una plaza de comidas, comprar regalos, disfrutar del edificio como tal”, concluye Silva.

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ReverSible

Las obras de restauración, a cargo del arquitecto Carlos Pascual, comenzaron en 2007 y fueron financiadas por el Banco Interamericano de Desarrollo y fondos de proyectos con organismos internacionales. La inversión fue de más de 10,5 millones de dólares. Pascual asegura que la reconstrucción es “una intervención respetuosa del patrimonio”.
Se arregló lo que estaba deteriorado y se agregaron construcciones modernas, pero factibles de ser quitadas si así se deseara.

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