La habitación del pálpito [Lento #17, agosto 2014]

Detrás de un cuadro, en la combinación de una serie de cifras, oculta en un adorno 
puede estar la llave para ganar estos juegos de razonamiento lateral y salir del encierro.

Nunca fui de reflejos muy rápidos para apretar combinaciones de botones y disparar o hacer un gol de chilena. No tengo paciencia para juegos con muchos niveles o reglas difíciles. Me pongo nerviosa cuando veo un relojito en cuenta regresiva y no me conmueven los escenarios en 3D con gráficos impresionantes. No entendía la obsesión de algunos con los videojuegos hasta que conocí los humildes pero adictivos escape 
games (juegos de escape).

En un escape game lo que hay que hacer es eso: escapar. Estamos solos en medio de una habitación cerrada (muy solos, ni siquiera somos un personaje: la imagen muestra lo que ven nuestros ojos) y podemos girar en círculos y acercarnos a algunas áreas. Poco importa por qué llegamos allí o a dónde iremos una vez recuperada la libertad. Lo que hay que hacer es ir interactuando con objetos y muebles para resolver una secuencia lógica de enigmas, en su mayor parte visuales y numéricos, hasta dar con la llave maestra para salir. Haciendo click con el cursor sobre un objeto uno puede agregarlo a su inventario para más tarde combinarlo con otra cosa o con un elemento del cuarto y avanzar hacia la salida. Dos varillas y una soga que encontramos en nuestro recorrido inicial se pueden unir para formar un palo largo y alcanzar un papelito colgado del techo. Ese papel contiene un código que se usará junto con una palabra escrita en la pared para descifrar una contraseña que abrirá una caja que contiene una canilla para que podamos llenar un vaso y regar una planta seca que florecerá y en un pétalo develará una nueva contraseña. Y así. Hay que observar, relacionar, pensar y hacer click. Todo esto en la tranquilidad de un cuarto sin amenazas y con todo el tiempo del mundo.

A veces pasa que uno tiene un par de objetos y no se le ocurre cómo usarlos, pero a no desanimarse: los juegos de escape se encuentran gratis online y junto con ellos los salvadores walkthroughs, videos o textos en los que nos cuentan paso a paso los movimientos para huir.

***

Hay juegos muy malos, que requieren mucho pixel hunting (hacer click desesperadamente sobre la pantalla para encontrar un objeto) o que se resuelven con razonamientos rebuscados e imposibles. Por suerte en internet se encuentran rankings y comentarios para ir descubriendo los fabricantes preferidos: las agradables habitaciones en colores pastel de la empresa Neutral, los objetos recurrentes en cada habitación de Tesshi-e, la calidad gráfica de 58works y las innovaciones de Kotorinosu, quienes, por ejemplo, han desarrollado una serie de juegos con elementos que al ser manipulados de forma incorrecta te “matan”.

Uno va eligiendo según la dificultad de los acertijos, la belleza de los escenarios (hay dibujados o con fotos, futuristas o de época) y los tipos de razonamiento que exigen (descubrir cosas escondidas en superficies del mismo color, resolver ecuaciones, ordenar formas geométricas). Después de varias jugadas y frustraciones empezamos a notar situaciones o elementos que se repiten y cada vez se vuelve menos necesaria la ayuda de un walkthrough: el almohadón que esconde algo debajo, la punta de la alfombra que se puede doblar, el cuadro que cae al hacer click sobre sus vértices en el orden correcto y oculta una caja fuerte, el objeto escondido en el espacio entre un mueble y la pared, y el infaltable destornillador. Jugar muchos escape games altera la percepción de la realidad: para mí un destornillador ya no es una aburrida herramienta, sino un elemento que me permitirá desarmar y desprender un par de objetos para finalmente salir de donde sea que me encuentre.

***

Me alegra saber que no soy la única alterada, ya que en parques temáticos, hostels, clubes y bares los juegos de escape traspasaron la pantalla. Si bien en su versión virtual surgieron en Japón, el primer real life room-escape (una habitación cerrada real con objetos tangibles) fue creado en 2006 en Silicon Valley, Estados Unidos, y plantea acertijos inspirados en la obra de Agatha Christie. Hoy en día podemos intentar salir de cuartos en varios países de Europa y Asia, pero la mayoría son híbridos con otros juegos: se resuelven en grupo, con límite de tiempo, con actores que ingresan para agregar dificultades y listas de elementos que hay que encontrar. Una mezcla de búsqueda del tesoro y escena del crimen, que a veces hasta incluye la posibilidad de “viajar en el tiempo” (o sea, volver a una etapa anterior del juego) para impedir tragedias.

Interesante y divertido, puede ser. Pero, a mi gusto, lejano del atractivo original del escape game: una pantalla quieta, tranquila, relajante. Un lugar donde uno puede aislarse del mundo, olvidar sus preocupaciones y al mismo tiempo sentir que está mejorando su capacidad de pensar lateralmente, resolver problemas, observar y probar combinaciones. Una verdadera forma de escapar.


Publicado

en

por

Etiquetas: